lunes, 17 de octubre de 2011

Ruth St. Denis

La danza del futuro ya no se interesará más en las

 destrezas del cuerpo sin sentido. Si recordamos que

en realidad somos el microcosmos, el universo en

miniatura, el Baile Divino del futuro debería ser

capaz de transmitir con sus gestos más leves algún

significado importante del universo. En la medida

que nos elevemos en la comprensión de nosotros

mismos, las discrepancias nacionales y raciales se

disolverán en el ritmo universal de la Verdad y el

Amor. Sentiremos nuestra unidad con todas las

personas que se mueven con este glorioso ritmo.

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